Por Carlos Balanzó
Una «simple gripa» como fue llamada sin serlo, devolvió a todos los estudiantes a sus casas. Todos, sin faltar ni uno deben ahora estudiar desde el comedor de su casa, algunos con fotocopias que los docentes antes de decretarse la cuarentena alcanzar a organizar, pero a esta hora la educación oficial y privada es un barco como el Titanic que poco a poco se hunde en la improvisación.
El país no estaba preparado para educar en casa. Así se viene demostrando día a día, pues no hay una plataforma que de forma sistemática guíe a los estudiantes, paso a paso en el desarrollo del currículo oficial, que a su vez genere informes de avance, progreso, realice y actualice el informe de notas de todos y cada uno de ellos sin faltar uno.
En el escritorio de la señora Ministra de Educación, Dra. María Victoria Angulo, reposa hace más de dos años la idea de la norma que aprobará la educación formal abierta y a distancia en Colombia, de forma que se puedan crear instituciones educativas tanto públicas como privadas para atender la otra población que no puede ir al colegio… ¡aunque actualmente no puede asistir ninguno!
Hace 3 años, el Ministerio de Educación jugó a dos bandas con dos opiniones contrarias sobre la mesa sobre la educación abierta y a distancia. En el marco de la audiencia pública que se le realizó en el Congreso de la República al Proyecto de ley 084 de 2017 como antesala al debate que nunca se dio, el enviado de la cartera de educación se fue en prosa destacando las bondades de la educación en casa ante 500 representantes de diferentes sectores de la sociedad, universidades, colegios y congresistas, luego unos días después alguien del ministerio radicó en el Senado un concepto de anticonstitucionalidad de la educación en casa.
¿Si es inconstitucional por cual razón ahora el mismo gobierno que impulsa esta modalidad educativa abierta y a distancia?
Como va la situación ¿no hubiera sido más claro el discurso del Gobierno contra la pandemia determinar la suspensión del año escolar en todo el país? y no lo que estamos viviendo, como es la extensión de la cuarentena y luego las cuatro o cinco cuarentenas que seguirán, las que dejaran sin clases a todo Colombia por lo menos hasta septiembre. Si a China le toca después de 6 meses de lucha volver a empezar… ¿Quién nos garantiza que en Colombia va a ser diferente o menor?
En nuestro colegio en Bogotá, no se ha perdido ni un solo día de clases. Todo sigue normal, lo único que varió fue el salón de clases, ahora en muchos casos es el comedor del hogar. Se hacen aeróbicos, estudian inglés y otros idiomas, vía zoom analizan la guía del díamontada en la plataforma web, observan un video de refuerzo, realizan las actividades en línea organizadas por los docentes, hacen la investigación virtual, la envían y luego hacen lo que no pudo el ICFES este año: Todos desde el preescolar hasta el grado undécimo realizan su prueba saber diaria tipo ICFES totalmente virtuales.
Llevamos ocho años preparándonos para estos momentos. Nuestra plataforma está lista para ser usada en la nueva modalidad educativa cuando sea aprobada para brindar educación formal desde el preescolar hasta grado undécimo a los niños que están en clínicas y hospitales; centros de reclusión, totalmente incapacitados en sus casas, los que sufren fobia escolar, entre muchos otros. 24 años lleva esta modalidad educativa en espera de ser establecida en el país. Hoy sin estar aprobada tiene matriculados a varios millones de estudiantes a lo largo y ancho del país. Esperamos que la Señora Ministra esté a la altura de las necesidades urgentes del país.
Sea que se logre o no establecer colegios con esta modalidad educativa en tiempos de pandemia, estaremos sentando las bases para una revolución educativa que nos permita en el futuro -esperamos muy lejano- responder de una mejor manera y sin improvisaciones a las pandemias o desastres que se presentarán.
Está en sus manos señora Ministra. Dios ilumine su respuesta.
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