Por Carlos Balanzó
Como dice Moisés Angulo en su canto…«Diciembre llegó con su ventolera», pero la Navidad es mucho más que eso a lo que nos hemos acostumbrado. Desde noviembre comienza la presión del comercio para que nos afanemos a celebrar el nacimiento del niño Dios.
Y les permitimos que controlen nuestros sentimientos, tiempo y decisiones y su objetivo final lo logran al hacernos pasar las festividades sin el control de nuestros recursos, endeudados y con un dejo de frustración para el año nuevo.
Pero la Navidad es mucho más que eso, si nos proponemos como reza el Adagio popular: Noche de paz…Noche de amor.
Se da usted cuenta que el único día que tenemos de descanso de la navidad es el momento en que deseamos Feliz Navidad, destapamos los regalos (si nos dan o damos), suenan la matracas y los pitos en el aire, así este prohibida la pólvora y nos damos los consabidos abrazos de fraternidad.
Por el contrario, mi apreciado lector, la Navidad debe ser la oportunidad de realizar cambios significativos para nuestra vida.
Uno de ellos puede ser aprender de las lecciones que nos trae el pesebre, entre ellas la lección de la humildad.
De donde vienen las deudas imposibles de pagar…de un orgullo difícil de satisfacer. Estamos hasta la coronilla de deudas, pero el orgullo de dar sin importar como para satisfacer nuestro orgullo disfrazado de otros sentimientos, nos impulsa a sobrepasar el sobrecupo estratégico que de la noche a la mañana nos aparece en la tarjeta crédito, en el crédito rotativo del almacén de cadena que nos aprecia tanto, (Compra ahora y paga en marzo del 2022) y otras facilidades de deudas impagables, que nos esclavizan todo el año. Por ahí respiramos en septiembre, pero para esa época ya estamos alistándonos para el otro diciembre.
El sonido de las trompetas de la canción Bomba Navideña, se queda en solo deseos, porque los afanes de conseguir todo antes del 24 para no estar apresurados ese día, arma un trancón en la ciudades que comienza el 1 de diciembre, descansa el 8 y sigue hasta el 24 a las 7 p.m. Todo se congestiona, entonces la única noche de paz que verdaderamente tenemos es el ratico de la nochebuena.
Disfrutar verdaderamente del tiempo de paz que estos tiempos nos ofrecen. Dejar a los niños lo que saben hacer bien los niños: descansar, jugar, ver tv, gozar, no hacer nada, ir a pasear, jugar con el perro…que disfruten de su libertad… Deje el curso de piano y solfeo para el otro año, las clases extras de física cuántica para bachilleres para otra época. Deje que descansen y descanse usted en santa paz, no que se muera, sino que aligere su carga. El covid probó que la casa y la inactividad ¡no ha matado a nadie!
Aprenda a disfrutar de una NAVIDAD SIN MORDAZA. Esa mordaza que nos impide descansar mientras llega la noche de paz. Esa mordaza que nos roba la paz y nos convierte en un Grinch en nuestra familia.
Relájese. Si no tiene para regalos vaya anunciando con anterioridad a sus familiares. Explíqueles las razones por las que este año no va a dar nada. Ellos le agradecerán el gesto y de paso los aliviará de la carga de tener que decirles que ellos tampoco le iban a dar nada.
Si no se puede festejar con pompas y platillos, rescate del pesebre la lección de la humildad y con lo que se pueda celebre la nochebuena.
No se limite en amar que de eso abunda en el corazón y pase una feliz Navidad y proyecte un 2022 con optimismo, libertad y sin deudas.
Feliz Navidad le deseo de todo corazón y que la prosperidad de Dios le acompañe en el 2022.
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