Por abealterno
Gaitán, el caudillo del pueblo, fue asesinado por la derecha el 9 de abril de 1948. Los victimarios, después asesinaron cerca de 300 mil colombianos, en los siguientes diez años. Siembras y parcelas anegadas en sangre, fueron usurpadas violentamente por los grandes señores. Bastiones campesinos iniciaron resistencias armadas, con los años convertidos en guerrillas, que en parte subsisten. Mientras, míseros desplazados poblaron las urbes, absorbidos por la industria y el comercio por pagas escuálidas. Criminales y poderosos terminaron convertidos en “respetables” señores, dueños del Estado.
El sistema educativo, los grandes medios de comunicación y otras estratagemas perversas (rumba, fútbol, droga, etc.), borran de la memoria los orígenes de esta realidad y nos predican, a cambio, la cultura del “yo primero”, donde para triunfar uno, hay que pisotear a cien mil. Y los asesinatos continúan. Y los asesinos aparecen como salvadores. 9 millones de víctimas en 70 años. Como la cuarta parte de la primera guerra mundial. Es nuestro precio. Sangre, olvido y frivolidad. Los indígenas, en octubre pasado, entre la guerra, con su minga dieron ejemplo de sabiduría, coraje y tenacidad ¿serán faro, para nuestro renacer?
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