¿Cómo les creemos a los partidos y candidatos evangélicos?

Opinión. Acabo de ver un conmovedor video publicitario de un colectivo evangélico, el cual busca presentar sus candidatos al Senado y Cámara en la contienda electoral del próximo 11 de Marzo en Colombia. Una iniciativa que tiene, por supuesto, sus afiliados, pero también sus detractores. Una vez concluyó la pieza audiovisual, una sola pregunta abordó mi mente, ¿Cómo les podemos creer? Y es este un interrogante abierto, el cual ojalá las cabezas de listas o los candidatos más opcionados a ser elegidos, pudieran responder.

Hace unos días atrás, un cercano amigo, profesor y líder de opinión expresó que se sentía curiosamente atraído por la diversidad de propuestas de los candidatos cristianos hoy, las cuales han tomado distancia de la ya usual defensa de la familia y políticas sobre reproducción y salud sexual. Su observación, oportuna, da testimonio de los escenarios en los que estos políticos quieren incursionar con sus propuestas, las cuales encontré en el video antes mencionado.

Así, el interés de grupos religiosos con ambición política me dejan muchos interrogantes con sus postulados; ¿Cómo les creemos que quieren brindar educación de calidad si muchos de sus propios institutos bíblicos no son un ejemplo de ello? Basta pasarse por las clases teológicas de algunas iglesias evangélicas para notar que no está presente la diferenciación entre teología y reflexiones teológicas. Me cuesta creer que pueden brindarnos educación de calidad, cuando en una de las escuelas ministeriales más prestigiosas del evangelicalismo en Colombia, y la que más ministros competentes gradúa, recomienda como material de investigación a un sólo autor, quien además es norteamericano (Sí, escuela de teología). El simple hecho de mirar que la educación teológica formal en en nuestro país no está en manos de los evangélicos, sino de universidades católicas, excepto una en Cali, la cual pertenece en realidad a una denominación protestante histórica, da un indicio más o menos acertado de lo que los cristianos han hecho a nivel de educación en sus filas, ¿Pensarán reproducir ese mismo modelo a nivel nación?

¿Cómo les podemos creer que esta, además de calidad, será gratuita, cuando dentro de sus programas no han dado becas universitarias o de educación media a los más necesitados de sus congregaciones? Debo reconocer que conozco una mega iglesia que tiene un plan en el que adopta niños huérfanos y se encarga de su formación completa hasta que terminan sus estudios profesionales, una en medio de muchas. Sin embargo, los altos costos en matrículas y pensión en los colegios cristianos hacen que su propia educación esté al alcance de sólo un grupo de favorecidos económicamente que puedan acceder a sus instituciones, las cuales, no necesariamente están en los primeros lugares de calidad de acuerdo a las mediciones de entes estatales como el Icfes. ¿Quiénes de ustedes, apreciados lectores, han sido beneficiarios de becas en estos centros cristianos en nuestro país? ¿Cuántas instituciones educativas evangélicas orientadas a sectores pobres o vulnerables existen hoy en Colombia y pueden usarse como ejemplo de un modelo educativo para implementar a nivel nacional?

Si hasta los seminarios de las iglesias, como encuentros y retiros espirituales tienen costos que deben ser cubiertos por los fieles, ¿Conocen ustedes alguno que haya sido financiado totalmente por la iglesia, algún programa de becas o asistencias económicas para estos? No, lo máximo que se escucha en medio de las liturgias y cultos dominicales son frases como, “si usted quiere llevar a un nuevo al encuentro, siembre. ¡Páguele usted la inscripción!”.

Hablando de educación y promesas evangélicas en tiempos electorales, ¿Cómo les podemos creer si su planta docente es de las peores pagas del país y con menos seguridad social en el campo educativo? Imagino que existirán instituciones cristianas que paguen buenas prestaciones laborales a sus docentes y personal administrativo, pero, ¿Es esta una constante? Basta con hablar con algunos profesores de colegios, escuelas, institutos bíblicos y demás para darse cuenta. ¡Claro!, esto cuando pueden hablar, porque el miedo a perder muchos de sus empleos es más grande, que el de poder manifestar su realidad laboral.

Y siguiendo por esta línea, ¿Cómo les creemos sobre honestidad, interés social, empleos dignos y demás relacionados, cuando las mismas grandes organizaciones religiosas no pagan a sus propios contratistas o quieren que los trabajos que les hacen se cobren míseramente? Si no me creen, apreciados lectores, hablen con empresas de sonido, acústica, computación, nuevas tecnologías, comunicaciones, arquitectura, etc; que hayan contratado con ciertas iglesias; muchos de ellos todavía están esperando que les paguen algunas facturas. No lo digo sólo porque lo haya escuchado como chisme de pasillo, sino porque he sido víctima de ello; de recibir como parte de pago la frase, “siembre en la causa del Señor, usted obtendrá del cielo las mejores riquezas porque esta es tierra fértil”. No les cuento el número de Cuentas de Cobro que tengo en mi escritorio, de iglesias y organizaciones que no me han pagado, esperando que sean canceladas. Y las de muchos amigos también, quienes después de realizar un trabajo, sólo recibieron un “Dios le pague” a cambio.

Porque dentro del medio en general se escucha que el peor lugar para trabajar es una iglesia cristiana, de la prosperidad, medio de comunicación,  etc; muchas pagan los peores salarios, sueldo mínimo para profesionales, los contratos con ellos suelen ser por lo más bajo, casi regalado. Me pregunto, ¿A eso nos quieren llevar con su modelo de gobierno en Colombia? Permítanme dirigirme a mis colegas periodistas y de los medios cristianos de comunicación. Esas personas que tanto nos entretienen y nos edifican, muchos de ellos simplemente ganan un sueldo mínimo, a veces sin prestaciones y tienen que hacer turnos largos, en horarios dominicales, nocturnos y festivos, sin ser compensados de alguna manera por ello. Yo los entiendo, colegas, ustedes no pueden patear la lonchera compartiendo esta columna, pero a la vez sé que respiran un fresquito mientras leen estas líneas. Hoy alguien habla por ustedes y por todos.

Sé de muy buenas fuentes (incluso críticas) que hay una mega iglesia en la ciudad de Bogotá en donde todo mundo quiere laborar por la calidad de sueldos, prestaciones y trato humano. Incluso, tienen un cocinero especializado encargado de un alto estándar de calidad en la alimentación que reciben en sus jornadas laborales. ¡Ojalá todas las iglesias fueran así!, pero no, es una minoría; tal vez porque sus pastores son extranjeros, ¡Quién sabe!

Y si de trato humano laboral se trata, ¿Cuál es el modelo que los candidatos cristianos quieren reproducir a nivel nacional, ese de la censura y el acoso psicológico? Como cuando un empleado o miembro de la congregación no está de acuerdo con lo que dice su jefe y es enviado a encuentroliberación, o a los aposentos, a ayunar y orar obligado por tres días y luego pedir perdón, pues se mezcla lo espiritual con el trabajo, e incluso, la familia.

Así que, ¿Cómo les creemos que van a luchar contra la corrupción en el país cuando sus propias organizaciones religiosas e iglesias están llenas de nepotismo, en donde los hijos y familiares del pastor, muchas veces incompetentes, son los que ocupan los lugares más altos de liderazgo, pasando aún por encima de otros servidores capacitados y leales?, ¿Van a heredar capital político y curules al mejor estilo de los corruptos de nuestra nación? ¿Tendremos entonces que conformarnos con verlos desfilar en los estamentos gubernamentales, como en el pasado, marcados como los peores funcionarios, los más incompetentes y más ausentistas; desfilando por los medios de comunicación defendiéndose por estafas, abusos de poder, demandas por el no reconocimiento de deudas, o simplemente por llegar a sus puestos a no hacer nada?

Cuando algunas adjudicaciones de emisoras radiales las han obtenido bajo la figura de radio comunitaria sin ánimo de lucro, pero a pesar de ello estarían haciendo contratos publicitarios, venta de espacios radiales y hasta payola; todo por debajo de mesa y a los ojos de empleados, quienes por miedo a perder sus puestos no pueden denunciar.

¿Qué los va a diferenciar de sus antecesores, o en el caso de quienes vuelven a postularse y están en medio de los comportamientos descritos anteriormente, cómo van a tomar distancia de sus antiguas prácticas? Dígannos por favor, porque queremos volver a creer en ustedes y a no sospechar, como lo hemos hecho en oportunidades anteriores, cuando prometan puestos y prebendas a cambio de apoyo en las iglesias y congregaciones.

Yo sé que para algunos, este es sólo un manifiesto lleno de rencor o falta de perdón ¡Allá cada quien con sus imágenes de Dios!, lo que sí pueden estar seguros, es que en vez de emitir tales juicios de valor (si no saben qué es un juicio de valor, antes de googlearlo, tengan en cuenta que de ese nivel, es nuestra educación), deberían simplemente pensar en aquellas cosas evidentes que pasan en nuestras narices y que callamos por miedo, o por supuesto respeto a una dizque autoridad; la cual ha sembrado dicho temor con un discurso que sólo le conviene a ella.

Por mi parte, no estoy juzgando ni condenando a nadie, simplemente me pregunto cómo puedo creer tantas promesas, cuando las acciones gritan cosas absolutamente distintas; no como el afamado salmista criollo, quien mientras en una canción pide reforma, en otra dice que a los líderes religiosos se respetan. ¡Vaya paradoja!, pues si esos líderes se lanzan a la arena política pública, que se sujeten a las normas de esta, que escuchen las preguntas y las respondan, mientras que demuestran que estamos equivocados y que ellos, además de impolutos, son competentes y honestos.

Porque como dice la cantante, hay quienes no somos brutos, ciegos, sordomudos; torpes, trastes y testarudos. No como muchos en su grey, quienes por ti se han convertido en una cosa que no hace otra cosa mas que amarte. Que inicie la discusión pública y que las promesas cada vez ganen más peso al momento de la veeduría por parte de los electores.

Que sea este también un llamado a los líderes políticos cristianos honestos, quienes están en las listas, detrás, intentando generar un cambio, pero que a su vez son aplastados por algunos poderosos, por aquellos que ya tienen repartida la torta y quienes saben que a los pobres siempre los tendremos entre nosotros.

Por: David A Gaitán
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1 comentario sobre «¿Cómo les creemos a los partidos y candidatos evangélicos?»

  1. Bueno, varón, no pudo plantear sus dudas de forma clara. Mucha razón en ellas. Dios quiera que conozca- por el bien de la iglesia (no del templo), alguien que le haga concluir sus opiniones de forma diferente. El o ella serían un excelente candidato a Presidente. Dios lo bendiga. En serio, que así lo haga.

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