COVID-19 ¿Una segunda oportunidad en 40 días?

Por Carlos Balanzó

Bueno la cuarentena llegó para quedarse entre nosotros por los próximos días. Hoy entiendo lo que sienten los presos a quienes les dan casa por cárcel. Reconozco que muchas veces critiqué las decisiones de los jueces, que usaban esta medida contra los delincuentes hallados culpables. Pero hoy sé que es un castigo lo suficientemente válido en algunos casos. Siendo el primer día de “reclusión” me siento agobiado por el encierro en mi propia casa. No es fácil acostumbrarse a no poder salir. Acostumbrado a encender mi carro y desplazarme sin restricciones a donde deseaba, pues ni siquiera el “pico y placa me afectaba porque tenía dos carros con placas de distinto dígito para evadirlo.

Tengo una casa enorme. Puedo trotar media hora alrededor de una de las alcobas como lo haría en la calle, -antes lo hacía cuando me daba pereza salir por el sol de la mañana-. Tengo varios espacios en el hogar para crear diferentes ambientes, inclusive uno para almorzar en el exterior del hogar, pero nada de eso me hace quitar de la mente el pensamiento de que no puedo salir de mi hogar. Si no soy creativo habré sido condenado a cuarenta días de cárcel sin haber hecho nada, sin un juicio ni testigos y siendo totalmente inocente del asunto, pero si aprovecho esta segunda oportunidad en cuarenta días seré un ser renovado, con una mejor visión del futuro. SERÉ UNA NUEVA CRIATURA.

Doy gracias a Dios por esta oportunidad. Ahora que tengo que aprender a vivir de una forma muy diferente a la que estaba acostumbrado, siento que será un humano más responsable con mi prójimo. ¿Será que Dios nos está enseñando a la fuerza el versículo que dice “amarás a tu prójimo como a ti mismo”? Antes me irritaba ver las calles atiborradas de motos como “zancudos en charco”, carros que se atravesaban, buses que invadían los espacios y para colmo de males ciclistas irresponsables sin un mínimo de aprecio por su vida y mi libertad después de atropellarlos… pero en estos días que pude salir por las calles, me incomodó mucho más andar entre pueblos como si estuviera visitando pueblos fantasmas.

Ya organicé con anticipación un curso por WhatsApp de guitarra con un profesor particular. Terminaré el libro “90 grados al centro” que empecé hace varios meses pero que las importantes obligaciones y urgencias obligaron a posponer. Bajaré de peso, el ejercicio será un excelente aliado para pasar esta cuarentena. Me levantaré temprano a dejar limpio el espacio para nuestros tres perros y el señor gato, les daré su alimento y por la tarde jugaré a consentirlos. Luego grabaré los audios para el programa de radio “En tiempos de cuarentena, una reflexión con el pastor Balanzó”. Dormiré una siesta diaria sin sentir remordimiento, pondré música de mi gusto a todo volumen (no habrá policía que venga a molestar para que le baje) y por la tarde veré la repetición de las mismas noticias dos veces en los dos noticieros sobre las ultimas noticias sobre el corona virus.

Así estaré alejado de la tentación de discutir por bobadas con mi esposa y sacaré de mi cabeza el demonio que me impulsa a salir de casa con alguna falsa excusa para ir a hacer nada, pues todo está cerrado y nada funciona. De hecho, al escribir este mensaje, ya logré el objetivo de sacar de mi cabeza la idea de que en pocas horas comenzará la cuarentena que no me dejará salir de mi casa…
¡Dios mío, Santo Señor que esta situación acabe rápido!

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2 comentarios sobre «COVID-19 ¿Una segunda oportunidad en 40 días?»

  1. Los errores siempre hay que reconocerlos, ¡siempre! Porque, si no los reconoces, no estás ya CONECTADO A LA REALIDAD ( y ya, en consecuencia, ni a la responsabilidad ni a la conciencia ni a nada).
    Se demuestra que una persona objetivamente no está conectada a la realidad porque siempre va beneficiando a lo irreal, a la sinrazón, «a lo que dicen», a todo menos al que DEMUESTRA de verdad REALIDAD (o razón).
    Sí, en vosotros en concreto también. No os dais cuenta, pero todos lo hacéis en gran medida; en tanto que, por vosotros, ganan las sinrazones, (no por mí), los «porque síes», las tendencias de prejuicios y las -confusiones-oscuridades.
    ¡Por vosotros!, que vais alimentando todos los días a la telebasura, a la desprotección al que da o irrebatibiliza razón, y a las demandas que quieren los intereses dominantes. Así es, sin rodeos.
    Pero, si la realidad mañana mismo os lo dará todo, miserables, ¿por qué la perjudicáis más y más?;
    si la realidad ya os ha dado todo e incluso la vida, ¡exacto!, ¿por qué la escupís perjudicándola?

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