Por Felipe Moreno
Antes que todo, este texto fue inspirado por VT, alguien al que le tengo un cariño muy profundo. Gracias por la perseverancia y el apoyo que has tenido conmigo. Nunca te olvidare.
No te imaginas cuánta agonía existía en mi interior, incluso cuando todo iba bien. Estaba ahogándome en la desesperación, en las tinieblas. Sentía una tristeza cada vez más intensa. Mi existencia no se dirigía hacia ningún lado. Requería de un motivo para seguir, alguna maldita razón que me impidiera terminar con la vida, y ahí me encontraba, entre cansado y cautivo, conversando con mis muertos. Sería agradable salir de este encierro, partir, romper, desaparecer los recuerdos que tengo. Aunque sea por un momento.
Son pocas las personas con las que me he abierto en plenitud. Les relate mi ayer, mi ahora y mi porvenir, les vocifere mis metas y les murmure mis temores, les mostré mis debilidades, y se marcharon. Esa gran huella de desolación que se queda cuando alguien se inserta en nuestra vida, la despedaza y luego se va. Cada vez que he pretendido crear un vínculo hacia los demás he sido engañado. Cuando una persona traiciona a otra no quiere decir que esta sea estúpida, sino que confió más de lo necesario en alguien que no valía la pena, en alguien que no se lo merecía. Sin embargo, no me malinterpretes, yo no odio a la gente, lo que pasa es que a veces me siento más tranquilo cuando están lejos de mí.
Me encuentro rendido en una generación en la que no me hallo. Estoy harto de ver el cinismo con el que se tratan mis amigos y allegados, hechizados por el deseo que por lo deseado. Es curioso que el amor llegue a tal punto que se sufre por no tenerlo o por encontrarlo. Cada quien busca la manera de cómo hallarlo, nadie anhela quedar expuesto al rechazo y menos a la soledad, que es vista como un portal de infelicidad, fracaso e incertidumbre. El humano necesita planear su futuro y es el desamparo el que se lo impide, de allí su terror a permanecer solo, a vivir solo. El querer a alguien no significa con exactitud que la relación vaya a ser duradera, estable y eterna, ya que cuando estamos inmersos en un vínculo con tonos románticos, debemos tomar como consideración que existe otra persona que nos puede garantizar un enamoramiento de mejor consistencia y satisfacción. El amor es para la gente auténtica y no todos lo somos. Por eso es mejor no quedar unido con nadie, así sea este el más querido, puesto que cada uno de nosotros es una prisión, y a la vez, un escondrijo, un rincón perdido.
Al pasar los años, descubro y reflexiono que acostarse con diversas personas no lo hace a uno más atractivo e interesante, sino trivial e inepto; que ser como todos, comunes y superficiales, es no ser nadie; que una compañía no siempre denota certeza; que los besos no son acuerdos y los obsequios no son juramentos; que existe una frágil distinción entre sujetar una mano y amarrar un alma que debe liberarse de su condena, antes de que ésta culmine con ella. Pero el descubrimiento más elemental es cuando se comparte el aislamiento, y este se esfuma como el tiempo.
Estoy inmerso en el caos, herido por el desasosiego que desencadena mis pesadillas cuando se enfrenta a mis aspiraciones. Mi asco aumenta al ser consciente de las personas que están conmigo por lastima o utilidad; ya no lo tolero, como tampoco soporto ver noviazgos que, en su mayoría, piensan amarse toda la vida sin primero amar la libertad, la autodeterminación del otro, si no se quiere y se respeta ello, uno vuelve a la pareja un objeto, y como decía Paul Sartre: “De un objeto no se puede recibir amor”. Así pues, cuando se quiere con intensidad se debe entender que también se puede llegar a odiar con el mismo vigor, tal vez la persona en la que me he convertido solo sea el resultado del afecto que perdí. En la guerra del amor uno no puede garantizar sentimientos, dado que éstos son irreflexivos. En cambio, las acciones si se pueden asegurar, puesto que estas son efectos de distintas circunstancias y tienen más probabilidades de poderse cumplir.
“Cuánto más nos elevamos, más pequeños parecemos a quienes no saben volar”, diría Nietzsche. Siempre pensé que los asesinos del amor son la violencia y la traición. Mientras que esos dos fenómenos continúen siendo moralizados en los hogares, la historia de aprendizaje de los sujetos se verá afectada. Esto genera que el amor se empiece tergiversar, que este se confunda con la codependencia que, por cierto, es tan fuerte e impactante que complacemos al extremo de aceptar que el otro nos desgaste la existencia, y estamos felices al suponer que ello es amar. El amor va más allá de un sentimiento, pero pocos lo comprenden. En tanto que estos dos homicidas sigan desorientando la pasión que el amor lleva dentro, éste nunca llegará a su máximo esplendor, a la cúspide de su desarrollo. ¿Tú qué tan alto quieres llegar cuando aprendas a querer? ¿Qué tan alto volarás cuando encuentres a la persona correcta?
Debemos escoger entre el placer y la verdad. Aunque muchos escogen la comodidad; ya sea porque no quieren abandonar su zona de confort o porque les aterroriza la idea de confrontar la realidad que durante décadas han tratado de ocultar. Prefieren proseguir con una vida de banalidades, donde el sexo y el individualismo son los aspectos más relevantes. Para aclararte, no tengo nada contra el sexo, solo experimente que tras un instante de placer animal le acompañan horas de soberbia hacia sí mismo. Por lo tanto, aborrezco a aquellos que imploran por él; a quienes se someten a alguna persona ladina que transforma su deseo en fortaleza. Nada tiene que entrometerse en el progreso del héroe que llevamos dentro, y si el deseo se cruza en el camino entonces toca superarlo.
Aquel que elija el placer debe prepararse para sufrir, ¿Quieres sufrir menos? Arrodíllate, baja la cabeza, sigue el paso del montón. Este mundo necesita de seres humanos que tengan el coraje de no ser como los demás. Los hallazgos y la creatividad existen, pero producidos por el dolor. El verdadero fuerte no envidia ni sigue a nadie, porque sabe que todos en algún punto de la vida hemos sido imbéciles, ridículos y patéticos. Entonces, solo el que se perdona y se acepta tal y como es será el único que rebasará con sus adversidades.
De la vida no hay que esperar nada, a ella no hay que pedirle nada. Vivir no posee un significado ni un sentido. No obstante, es este el motivo principal de permanecer en la existencia. Los objetivos que esta nos plantea son simples actos de supervivencia. ¿Cómo decidiste tus objetivos? ¿Tú los escogiste o ya estaban allí como un incidente? Si ya estaban ahí, quiere decir que no has tomado la posesión de tus propósitos, y si te mantienes así y no tomas medidas al respecto, harás con tu vida justamente eso, dejar que sea un incidente.
Sartre afirmaba que: “Las cosas son en su totalidad lo que parecen, y detrás de ellas… no hay nada.” La gente vive dentro de sus impresiones, cada quien es responsable de sus pensamientos y sus actos. Entonces, cuando el daño ya está hecho, ¿Quién debilitó a quién? Acaso esa persona que dices querer, ¿No tiene un poder mayor sobre ti? ¿Has vivido tu vida o has sido vivida por ella?
Sabes, la existencia consiste en la atracción por el misterio. Vivir temiendole a eso es muy aburrido, como vivir sin arriesgarse es peligroso. El tiempo es nuestro peso y el mayor reto es respirar a pesar de ello. Todos tenemos que morir, pero en su debido momento. La muerte solo deja de preocupar cuando se ha realizado la vida, ¿Qué tanto la has consumado? ¿Alguna vez te has mantenido al borde de tu vida deseando otra que nunca te has atrevido a vivir? Piénsalo.
En contraste con las obras que mis muertos hicieron, mis actos hasta el momento son insustanciales, más bien yo soy intrascendente. Ojalá pueda fallecer como ellos, de una manera heroica, épica. Algunas personas juzgan a otros por su aspecto. Yo los juzgo por el tamaño de su corazón y de sus sueños. Una historia solo es afable cuando al final se genera un suceso que le da vuelta a la trama. Las decepciones y las tristezas por las que he pasado no solo debo pensarlas como experiencias, sino también como simples diversiones. Toca contemplar y mantener el humor incluso en los instantes más lúgubres. Solo así llegaré a conocerme de verdad y lograr llevar a cabo un hecho que será de gran importancia para mi vida, haré de ella una auténtica revolución.
La muerte no significa que la existencia carezca de propósito, al contrario, a medida que se acerca la muerte aumenta el valor de la vida. Debemos aprender a decir sí, pero decir sí con lo que en realidad nos apasiona y nos ayuda a crecer como personas, sé una libre pensadora, supera tus limitaciones e ilusiones, sé indomable. Revuélcate en el miedo de la sinceridad y la tristeza.
Las opiniones de cada una de las publicaciones de sinmordaza.com.co son responsabilidad de cada uno de los autores y en ningún momento representan la posición oficial de la revista. Aquí son bienvenidas todas las ideas, todas las opiniones, todos los matices, todos los conceptos, publica tu artículo aquí.
«La muerte solo deja de preocupar cuando se ha realizado la vida», dice el autor de este escrito, y siguiendo ese hilo, yo aporto con cariño: Jesús dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida Juan 14:6.